La ragazza

Dejemos las cosas claras, meridianas, ¿por qué? Porque estamos cometiendo un error de bulto (del bulto que le salió al Cavaliere en el pantalón cuando vió a la ninfa Noemí).

Noemí Letizia era una chica corriente, middle class. Echaba sus polvetes con su novio, le comía el fettuccini a su macarroni...y a cualquier otro (porque las italianas son unas cerdas), hacía los deberes del insti, decoraba su carpeta con fotos de Nek, soñaba con ser presentadora y/o diputada europea y le encantaba ver la RAI. Pero algo tenía Noemí...era una cachonda, con cara de cachonda, culo de cachonda y pintas de chuscar como una cachonda.


(candidata a eurodiputada por Il Popolo della Libertá)

Su vida discurría pacíficamente en su Roma natal hasta que, un día cualquiera, la llamó el Primer Ministro de la República Italiana. Noemí, muy sociable, enseguida trabó amistad con Il Cavaliere, tanto así que, cuando éste, en un gesto de amabilidad, la invitó a pasar la Nochevieja en su villa de Cerdeña, ella aceptó. Hubo fuegos artificiales, piscina, comida y cuarenta tías más (incluidas presentadoras del tiempo...high quality among the opposite sex) en top less y biquini danzando por la morada berlusconiesca. Tan extasiada acabó que, nada más volver a su città, dejó a su macarroni con el fettuccini empalmao y mirando p'Albacete. Dijo que ella aspiraba a más, a bailarina de la RAI o Ministra de Igualdad como poco.


(Srta. Carfagna, ministra de Igualdad. Los infelices de la oposición dijeron a Berlusconi que de sus 22 ministros había pocas féminas...toma taza y media)

Ahora resulta que todo el mundo ataca a Berlusconi, a él, el único coherente y digno de esta sucia historia. No señores, no. La guarra es ella, que está de toma pan y moja, y si va chez Berlusconi va a lo que va; sus padres unos aprovechados y su novio...su novio que se joda. ¿Qué mal ha hecho Berlusconi? Ponerle un ministerio a su Mara Carfagna, rodearse de bailarinas (que, como él dice, es mejor que rodearse de fascistas como Mussolini), invitar a España al G-8, dormirse viendo al Barsa, ponerse implantes capilares...Il Cavaliere tiene 72 años y ha decidido dar guerra hasta el final. ¡SILVIO, SIAMO CON TE!